“Mamo” actual director técnico del seleccionado Junior de caballeros y coordinador de hockey del Club Quilmes, habló con SOLO HOCKEY. Una linda charla donde nos contó su preferencia por la formación en inferiores, la preparación prevista para los Panamericanos del año próximo y los recuerdos de su etapa como arquero en Quilmes.
“Estamos tranquilos, respetando la cuarentena. En el club Quilmes todo lo hacemos vía zoom, aprendiendo mucho sobre estas novedades, se va improvisando día a día, no es fácil para nadie”, comenzó sobre esta etapa de pandemia. “Es complicado de pensar, creo que con suerte en noviembre comenzaremos a hacer algo en la selección, no lo sé. Sería hacer futurología, pero a nivel club lo veo más difícil. Con el Junior tenemos el Panamericano en abril del 2021 en Chile, a más tardar en noviembre debemos estar entrenando. Esperamos largar lo antes posible”, agregó sobre las chances que tienen de volver a la actividad.
– ¿En qué etapa están con el seleccionado de caballeros junior camino a los Panamericanos?
-Con ellos venimos trabajando desde los olímpicos, el proceso de observación ya pasó, los que están, están…Se sumará alguno que otro, pero observación de jugadores ya no hay. Lo que sí se deberá empezar a entrenar cuanto antes afinando el lápiz rumbo a Chile.
– ¿Cuáles son las perspectivas que tienen con respecto a ese torneo?
-Chile tiene una camada interesante, Canadá y Estados Unidos son potencia. Si bien Argentina siempre es favorita te podés levar una sorpresa grande. Sobre todo post pandemia que todos podemos quedar tecleando. Veremos que nos encontramos. Es un torneo clasificatorio al Mundial, eso nos debe interesar. Tenemos que apuntar a clasificar llegando a la final, a eso vamos.
– ¿Cómo es ver a jugadores que formaste en procesos de inferiores presentes en el seleccionado mayor?
-Me da mucho amor eso, son como mis hijos. Maiko Casella, Nico Acosta, Juani Catán, Agustín Bugallo, son muchos jugadores que pasaron por un proceso junior y hoy están en los Leones. Yo comencé en el junior de caballeros en el 2014. Verlos me llena de orgullo, me da satisfacción. No me los apropio, pero me siento parte de eso.
-Tenés una clara preferencia por la formación en inferiores…más que el entrenamiento de mayores.
-Sí, amo la formación en inferiores, es una pasión que tengo, me hace feliz, me llena. Porque es formar a los jugadores más allá del hockey, en muchos sentidos. Siempre mi objetivo es el proceso junior, hay mucho material para trabajar.
– ¿Cómo fue el llamado que te llevó al seleccionado siendo arquero en Quilmes?
-Yo atajé la final del torneo en 1995, donde Quilmes sale campeón. Desde 1980 que no se conseguía el campeonato. Fue un partido televisado en directo, un partido histórico. Fue un quiebre ese partido, veía jugando en intermedia y era mi primer año en mayores. Se alinearon los planetas. Y a los dos días me llaman del seleccionado, donde estuve hasta el 2000.
– ¿Hasta qué año formaste parte? ¿Luego seguiste con el club?
-Estábamos en vistas a los Juegos de Sídney 2000, el primer entrenamiento. Mi hijo Juan iba a nacer en esa época en plenos juegos. Así que renuncié para estar presente. Si iba, no le iba a rendir al equipo porque iba a estar pensando lo que pasaba acá con ellos. No me arrepiento de haberme quedado en la Argentina. Con el club seguí jugando y siempre había rumores que me iban a llamar de nuevo del seleccionado, pero no pasó. De Quilmes me retiré en 2006 después de perder la final del torneo con San Fernando.
– ¿Cómo fue tu llegada al rol de entrenador?
-Creo que los arqueros tenemos una visión distinta. Si sabes atajar y sos inteligente al entender el partido, podés llegar lejos. Además, soy docente con 24 años de trabajo, entiendo sobre formación, sobre docencia, tengo pasión por enseñar. Ser arquero me ayudó mucho y todo me fue empujando a esto.
-Para cerrar no podés dejar de contarnos la anécdota del silbato…
– (risas) Yo hago un silbido que parece un silbato y a veces lo usaba en los partidos…Poco porque ya me conocían en el club, (risas). Pero a nivel internacional no me conocían. Estábamos en un amistoso con España. En un mano a mano hice el ruido del silbato y el rival automáticamente empezó a insultar al árbitro por lo que supuestamente había cobrado. Me comí un reto del técnico, pero fue una gran anécdota, me salió sin pensarlo.